DECLARACIÓN DEL CONSEJO CONFEDERAL
DE CCOO Y DEL COMITÉ CONFEDERAL DE UGT
La reforma laboral aprobada por el
Gobierno, sin diálogo ni negociación con los interlocutores sociales, es una
pieza más de las políticas de ajuste que promueven las instituciones europeas,
lideradas por los Gobiernos de Alemania y Francia, para satisfacer las demandas
de los mercados financieros que especulan con las deudas soberanas.
La Unión Europea, desde mediados de
2010, orientó sus políticas para enfrentar la crisis, exclusivamente hacia la
reducción del déficit público, renunciando a cualquier estímulo a la reactivación
económica y apostando por la reducción del gasto social y la desregulación del mercado
laboral. En realidad, las políticas europeas no buscan la mejor salida de la
crisis, sino aprovechar la misma para debilitar el Estado social y los derechos
de los trabajadores.
Las políticas antes citadas no han
conseguido los objetivos anunciados; por el contrario han alejado el
crecimiento y la Unión Europea volverá a entrar en recesión. El resultado es
elocuente: 24,5 millones de personas en paro. Imponer estas políticas también
ha comportado graves consecuencias para la calidad de la democracia en Europa.
No se ha dudado en forzar cambios en las constituciones soberanas de varios
países, y en otros se han impuesto gobiernos tecnocráticos. Todo ello promovido
desde las élites políticas, negando la participación de la ciudadanía. España
es un buen ejemplo de lo que decimos.
En nuestro país, las políticas aplicadas
desde 2010 –a las que ya respondimos con una huelga general el 29 de septiembre
de 2010- han supuesto la paulatina degradación de los servicios públicos y las
políticas sociales que, en el marco de la crisis, está sirviendo de coartada
para su progresiva privatización, generando mayores injusticias y desigualdades
entre la ciudadanía. Por otro lado, se está produciendo un empeoramiento de la
situación económica: se ha deprimido el consumo, el crédito sigue sin fluir
pese a las ayudas a las entidades financieras, cae la actividad económica, y
crece el desempleo, que entre losjóvenes alcanza una tasa cercana al 50%.
Cambio de ciclo político
El cambio de ciclo político iniciado en
las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011 y que culminó en
noviembre pasado con el triunfo por mayoría absoluta del PP, ha provocado la
mayor concentración de poder institucional que ha tenido fuerza política alguna
desde el inicio de la democracia. El nuevo Gobierno, lejos de corregir las
fracasadas políticas anteriores, ha optado por insistir y profundizar en ellas.
Nunca un Gobierno hizo tanto y en tan poco tiempo por acabar con la
arquitectura social y laboral que entre todos decidimos poner en marcha tras
las primeras elecciones democráticas de 1977, y que fue consagrada por la
Constitución española.
Insistir en las citadas políticas es
suicida. La ausencia de actividad económica es la que explica que el desempleo
siga creciendo en España. Hace ya dos años y medio que el movimiento sindical
propuso un Pacto por el Empleo, con participación de los poderes públicos, las organizaciones
sindicales y empresariales y las fuerzas políticas parlamentarias. Un Pacto que
contemplase la política fiscal, la reforma del sistema financiero, la política
de rentas, el control de los precios, la política industrial, y que combinase
las medidas de flexibilidad interna en las empresas con otras destinadas a la
reactivación económica y al cambio del modelo productivo. Ni éste ni el
anterior Gobierno fueron sensibles a esta propuesta.
Ahora nos encontramos con una nueva
reforma laboral, aprobada mediante Real Decreto, sin negociación con los
interlocutores sociales, que no respeta el reciente acuerdo entre las
organizaciones sindicales y empresariales, y que tanto en la forma como en el
fondo puede ser inconstitucional. Una reforma aplaudida por los empresarios y
por los foros internacionales que defienden las políticas de ajuste.
La reforma laboral del Gobierno que
preside Mariano Rajoy interrumpe el derecho del trabajo y lo reemplaza por una
ilimitada arbitrariedad empresarial; facilita y abarata el despido; no reduce
las modalidades de contratación y por el contrario las aumenta y precariza;
introduce discriminaciones en las posibilidades de empleo; rompe el equilibrio
de la negociación colectiva; y abre las puertas al despido, por primera vez, en
las Administraciones Públicas.
Pero, además, se asesta un duro golpe a
nuestro modelo social, a los pilares del Estado de bienestar: la sanidad, la
educación y las políticas sociales. La constitución, hace unas semanas, de la
Plataforma en defensa del Estado de Bienestar y los Servicios Públicos es una
excelente herramienta para unir a amplios colectivos de la sociedad española y
combatir los recortes de las políticas públicas. Por si fuera poco, el Gobierno
anuncia su voluntad de eliminar o devaluar importantes derechos civiles como el
derecho de las mujeres a la interrupción del embarazo, el matrimonio homosexual
o los derechos de la inmigración. De no evitarlo asistiríamos a una quiebra de
nuestro modelo de convivencia, y a la confirmación de un programa de acción
política sometido a las exigencias de los mercados financieros.
Por todo ello, el Comité Confederal de
UGT y el Consejo Confederal de CCOO, máximos órganos de dirección de ambos
sindicatos, han decidido convocar una huelga general el 29 de marzo, y mantener
la presión social hasta que el Gobierno rectifique y abra una negociación para
abordar la situación aquí denunciada. Hacemos un llamamiento a los trabajadores
y trabajadoras de la producción y los servicios, de las Administraciones
Públicas, para que participen en esta huelga. Igualmente, nos dirigimos al
resto de la ciudadanía para que la apoye y se manifieste contra estas medidas
que, de llevarse a cabo, acabarán con derechos históricos, que tanto nos costó
conquistar.
Muy ajustado a la realidad que estamos viviendo. No podemos dejar que pisen nuestros derechos sociales y laborales. Solo decir que YO IRE A LA HUELGA GENERAL.
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